desde nivel B2 / viajeros / reportaje / Guillermo Espinosa

MUSEO_ESCULTURA_1

 

  • Glosario
  • Glossaire
  • Glossar
  • Glossário




La capital española es tan conocida por su cielo como por sus noches. Ahora, el cielo y la noche se unen en la capital gracias a la actividad cultural, al ocio y al turismo. Desde las terrazas de sus edificios, Madrid ofrece en verano múltiples posibilidades para ser contemplada1 desde lo alto, mientras se disfruta de una charla o un cóctel, una cena o un baile. Es otra forma de vivir la ciudad.
Existe un dicho2 en Madrid que sus habitantes repiten una y otra vez con orgullo: “De Madrid, al cielo”. Esta frase, en un país de tradición católica, significa que, como en Madrid, no se está en ningún otro sitio. La frase tiene un origen histórico difuso3. Unos piensan que surgió durante las reformas del emperador ilustrado4 Carlos III; otros sitúan su origen en un pequeño monte, el cerro5 de Garabitas de la Casa de Campo –el parque más grande de la ciudad–. Cuenta la tradición que en este cerro se elevan las almas de los muertos hacia la gloria divina. Pero en realidad, la frase aparece por primera vez escrita en una obra de teatro de uno de los dramaturgos menos recordados del Siglo de Oro español, Luis Quiñones de Benavente, que escribió en el siglo XVII estos versos:Pues el invierno y el verano
en Madrid solo son buenos
desde la cuna a Madrid
y de Madrid al cielo.

No se equivocaba Luis Quiñones en una cosa, que sigue siendo verdad y lo seguirá siendo en el futuro: las bondades6 del clima madrileño7 tienen muchísimo que ver en estas constantes alusiones a su cielo, que permanece limpio y despejado8 de nubes todo el verano y gran parte del invierno. El cielo de Madrid parece tan amplio, más que el de otras ciudades, por los desniveles9 y colinas10 sobre los que se levanta la ciudad. Además, estos desniveles dejan muchas zonas elevadas que favorecen asombrosas vistas del paisaje urbano. También influye su arquitectura. Madrid se construyó durante siglos como una ciudad manchega11 más, con la pobreza y austeridad características de esta zona de Castilla. Apenas12 hay edificios altos en el centro, y esto permite que el cielo se pueda contemplar a lo grande. En Madrid se construyeron siempre edificios de tres o cuatro alturas y los tejados13 se hicieron con tejas de barro cocido14.

UN PRIVILEGIO BURGUÉS
Con la llegada de la burguesía urba-na, sobre todo a principios del siglo XX, esto cambió. Los arquitectos se dieron cuenta15 de las posibilidades estéticas y útiles de construir con azoteas16 y terrazas. Aparte de tender la ropa17, los habitantes de los edificios podían contemplar maravillosos atardeceres. Surgieron los miradores18 y las terrazas nobles. El Casino de Madrid (Alcalá, 15), terminado en 1915 y obra de Luis Esteve, es un perfecto ejemplo y acoge19 en su terraza uno de los restaurantes más creativos y prestigiosos de la capital, el de Paco Roncero, decorado también por otro mito del diseño industrial español actual, Jaime Hayón.

LAS MEJORES TERRAZAS DE MADRID
Casino de Madrid (Alcalá, 15)
La Casa Encendida (Ronda de Valencia, 2)
Círculo de Bellas Artes (Alcalá, 42)
MNCARS (Ronda de Atocha, s/n)
Ayuntamiento de Madrid (Plaza de Cibeles, 1)
The Hat (Imperial, 9)
El Viajero (Plaza de la Cebada, 11)
Casa de Granada (Doctor Cortezo, 17)