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Entrevista al escritor Edmundo Paz Soldan

acento boliviano

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Edmundo Paz Soldán es un joven escritor boliviano que ha recibido varios premios, como el Premio Nacional de Novela en Bolivia y el Juan Rulfo de cuento. Es además comentarista político y cultural en diversos periódicos. Acaba de publicar en la editorial Páginas de Espuma su último libro de cuentos: Billie Ruth. Ha venido a España para participar en el congreso internacional “El canon del boom” organizado por la Cátedra Vargas Llosa con motivo del 50 aniversario de la publicación de La ciudad y los perros. Edmundo Paz Soldán ha tenido la gentileza de contestar a nuestras preguntas.

El famoso boom de la literatura latinoamericana surge en los años sesenta, en ese momento mítico en el que aparecen obras y autores de importancia capital para la literatura en español. ¿Qué supuso aquel estallido de creatividad? 
Bueno, yo descubrí a los escritores del boom a los 12 años cuando cayó en mis manos una novela que estaba leyendo mi hermana mayor, que era La ciudad y los perros. Simplemente, lo comencé a leer por curiosidad, y después de leer las primeras páginas ya no pude soltar la novela, y me enganchó1. Y a partir de ahí comenzó mi relación con los escritores del boom. Luego leí a García Márquez, luego leí a Cortázar y creo que para mí leer a estos escritores es una de las razones por las cuales después decidí hacerme escritor; porque en el fondo lo que uno quiere como escritor es devolver a la literatura lo que la literatura te ha dado a ti. Cuando descubres esa pasión o ese placer cuando estás leyendo, quieres retribuir2. Creo que supuso para nosotros un redescubrimiento de lo que era América Latina y también como una consolidación de una gran tradición literaria de la escritura en español que viene desde Cervantes.

 

¿Y qué queda ahora de ese boom?
Creo que, por suerte, todos estos escritores están muy vivos. No importan tanto las personas como los textos. Todos estos textos son nuestros clásicos vivos. La ciudad y los perros es una novela que está cada vez más vigente3, ni qué decir de Tres tristes tigres o El obsceno pájaro de la noche o Cien años de soledad o los cuentos de Cortázar; son libros que están muy vivos. Ayuda, puedes dialogar con ellos. Y cuando se te aparece un problema o una idea para un cuento, dices: “Ah, esto lo puedo resolver como Cortázar o esto lo puedo resolver como García Márquez”.

 

Desde 1988 resides en Estados Unidos, donde eres profesor de literatura latinoamericana. ¿Cómo vive un boliviano en Estados Unidos?
Creo que a mí me ha tocado un período muy interesante de crecimiento del español en los Estados Unidos. Y por otro lado, en cuanto a la comunidad latina, era una comunidad que tenía muy poca visibilidad política, muy poco empuje4 político; pero hoy…, justamente hace poco hubo (las) elecciones en Estados Unidos, y está muy claro que una de las razones para el triunfo de los demócratas y de Obama ha sido el gran peso de la comunidad hispana, que ha votado casi más del 70% a los demócratas. O sea que es un buen momento para estar en los Estados Unidos.

 

¿Y cómo recibe el norteamericano tradicional este cambio? 
Bueno, con mucho susto. Claro, tienen una nostalgia de un país que ya no existe, que está cambiando muy rápidamente.

 

Hay muchos latinoamericanos que ven en la emigración la solución a sus problemas. ¿Por qué no tratar de hacer avanzar económica y socialmente a Latinoamérica en lugar de emigrar?
Bueno, yo creo que (en) este momento, curiosamente, las economías latinoamericanas están atravesando una muy buena etapa. La economía boliviana, por ejemplo, está en un gran período de expansión y la economía peruana está creciendo casi al 10% anual.

 

¿Cómo ves la Bolivia de hoy?
Creo que estamos atravesando un momento de una revolución, la diferencia es que es una revolución, por lo pronto, pacífica. Estoy hablando desde la llegada de Evo Morales al poder. Cuando hablo de revolución es porque está ocurriendo de verdad un cambio en las estructuras más profundas del país: un país que tiene una mayoría indígena, pero (que) en el cual esa mayoría nunca tuvo el poder político hasta la llegada de Evo Morales. Creo que ese cambio, la inclusión 5 social que se ha producido con el Gobierno de Evo es un cambio muy positivo. Era una asignatura pendiente6. A mí me sorprende que haya tardado tanto en ocurrir, que recién esto haya ocurrido en el siglo XXI. Pero en todo caso era algo que era necesario que ocurriera para que el país pudiera enfrentarse de verdad a los desafíos del siglo XXI de una manera modernizada y no con esta estructura social tan anacrónica7 que rigió8 los destinos del país durante tanto tiempo.

 

Bueno, vamos a pasar ya a hablar de tu cuarto libro de cuentos, Billie Ruth. ¿Qué te atrae de este género?
A mí me atrae lo difícil que es el cuento. Desde la primera frase tienes que apuntar al blanco9 de la frase final y ya no puedes perder el tiempo, no puedes perder una página, no puedes perder un párrafo, y crear esa tensión es lo más difícil. Me interesan mucho los libros de cuentos que tienen cierta unidad temática o formal, como Ficciones de Borges o El llano en llamas de Juan Rulfo.

 

Pues parece que en Billie Ruth esa atmósfera que unifica todos los cuentos es la violencia. ¿Qué es lo que te preocupa de la violencia o por qué esa violencia está presente en tantos cuentos del libro?
Mi padre tenía una biblioteca de buena literatura policial, y yo leía esas novelas, y… Creo que en ese entonces a mí me fascinaba la violencia, pero la veía, claro a mis 12 o 13, casi como un problema de ajedrez10. Creo que con los años me interesa(n) no tanto el detective, la solución, sino más bien las ondas expansivas de la violencia: ver qué hay detrás de esa violencia, cómo afecta a la gente, cómo afecta a la sociedad.

 

Esta violencia que aparece en el libro está muy vinculada a los hombres. En uno de tus cuentos, uno de los personajes, refiriéndose a la matanza de Srebrenika, pregunta: “¿Te imaginas a mujeres llenando de cuerpos estas fosas?”. ¿Qué papel puede jugar la mujer en la lucha contra la violencia?
La violencia doméstica es claramente violencia masculina, y si eso se extrapola y pensamos en las grandes guerras, creo que tiene que ver con una forma masculina de entender las cosas y de resolver los problemas. Sin duda, si los hombres no han podido resolver estas cosas por su cuenta, creo que ahora que las mujeres tienen un mayor poder político en las asambleas, en los congresos…; creo que va a ser más fácil que ellas puedan tomar la voz cantante11 para hacer que cambien ciertas leyes y esto se penalice12como tiene que penalizarse.


 

Entrevista publicada en el número 40 de la revista Punto y Coma

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