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María Tudor, Bloody Mary

«Retrato de María Tudor (Bloody Mary)» que se encuentra en el Museo del Prado de Madrid fue pintado en 1554 por Antonis Van Dashorst, más conocido como Antonio Moro.

acento mexicano

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Hija y esposa de españoles, María Tudor protagoniza uno de los capítulos más sanguinarios1 de la historia de Inglaterra. Enfermedad, rechazo2, persecución… Oscuras palabras que marcan la vida de la cuarta y penúltima monarca de la casa Tudor: María I. El retratista3 Antonis Van Dashorst Mor (conocido en España como Antonio Moro) inmortalizó esta figura en su pintura de 1554, La Reina María de Inglaterra, segunda mujer de Felipe II, que se puede ver en el Museo del Prado de Madrid. En el cuadro se muestra a una mujer de mirada distante, con el rostro serio y cansado a la que apenas le quedaban cuatro años de vida.

Hija del matrimonio formado por el rey Enrique VIII de Inglaterra y la española Catalina de Aragón, fue educada bajo la fe del catolicismo, y desde los siete años se la vio como una firme candidata para casarse con su primo Carlos V. Un intento que acabó siendo fallido4 después de que el llamado Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico se decidiese a tomar por esposa a Isabel de Portugal.

Pero sin duda, el acontecimiento que marcaría toda su vida fue la anulación del matrimonio de sus padres y la consecuente decisión del Rey de romper con la Iglesia Católica. Hasta ese momento, lo que había sido una infancia feliz se vio truncada5 por una serie de desdichas6 que fueron formando su severa7 personalidad. Por un lado, María, declarada bastarda, perdió su tratamiento de princesa, aunque aún se mantenía como segunda en la línea sucesoria8. Y por otro, su madre fue degradada, tras quitarle sus honores de reina, y acabó encerrada en el castillo de Kimbolton (Cambridgeshire, Inglaterra), donde moriría años después. Al mismo tiempo, una dura persecución llevada a cabo por los protestantes acabaría forjando9 una mentalidad vengativa que la guiaría después durante sus años en el poder.

MARÍA LA SANGUINARIA
A la muerte de su hermano Eduardo VI, en 1553, consiguió ganarse el favor10 del pueblo de Inglaterra y destronar11 a la verdadera heredera12 al trono Lady Jean Grey. Desde ese momento su política sólo tuvo un objetivo: instaurar13 de nuevo el catolicismo en su país. Para ello no dudó en perseguir a todos aquellos que se opusieron a su causa, condenando a la hoguera a centenares de protestantes que ella calificó como herejes14. Entre ellos se encontraba Thomas Cranmer, arzobispo15 de Canterbury, que años antes se encargó de anular el matrimonio de sus padres. Esta actuación la llevó a ser conocida como María la Sanguinaria.

Poco a poco su venganza iba tomando forma y su política se vio reforzada gracias a la unión con su sobrino, el futuro Felipe II, rey de España desde 1556 hasta 1598 y de Inglaterra hasta la muerte de su esposa.

Dos supuestos embarazos16, que no pasaron de una simple retención de líquidos, la pérdida de Calais en la guerra frente a Francia y el abandono por parte de su marido, la condujeron a recrudecer17 aún más las persecuciones a los anglicanos. Pero poco después, en 1558, un tumor de ovarios puso fin a uno de los momentos más oscuros de la historia de Inglaterra, dando paso al gobierno de Isabel I, “La Reina Virgen”.

Texto publicado en el número 5 de la revista Punto y Coma

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