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La Quinta Guadalupe en Colombres (Asturias) / Wikicommons
acento cubano
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«Hacer las Américas» es una expresión que nos transporta a un par de siglos atrás, cuando la población europea cruzaba en masa al continente americano en busca de una vida mejor. Entre 1820 y 1930, aproximadamente 60 millones de europeos se convirtieron en emigrantes en América; todos ellos cruzaron el charco1 con el objetivo de hacer fortuna en una tierra en pleno desarrollo2 que demandaba mano de obra3. Naturalmente, los principales destinos para los españoles eran aquellos lugares donde se hablaba español. Muchos de ellos no regresaron nunca a su país de origen y se quedaron, sobre todo, en Cuba, México y Argentina. Los más desafortunados, la mayoría4, regresaban pobres y solamente unos pocos volvían a España con grandes fortunas. A estos españoles que se fueron a “hacer las Américas” y que regresaron años después con grandes fortunas se los conoce con el nombre de indianos.
En el norte de España, a orillas5 del mar Cantábrico, existen unas casas majestuosas de arquitectura colonial. Son las casas de indianos mandadas6 construir por estos españoles que regresan y necesitan exteriorizar la riqueza conseguida en América. Son todo un símbolo de poder, casas palaciegas7 de ámbito urbano construidas en un medio rural. “Los colores que esta arquitectura tiene vienen también de América porque la luz es diferente y porque los orígenes de la colonización española de procedencia andaluza y extremeña tienen unas edificaciones con mucho colorido. El emigrante que retorna, el que llamamos aquí indiano, tiene un gran cariño al lugar donde hizo su fortuna y, por lo tanto, busca elementos que le acerquen también a eso mismo que va a vivir aquí”, asegura Moisés Llordén, experto en movimientos migratorios.
Un lugar imprescindible para disfrutar de estas construcciones de vivos colores es el pueblo de Colombres en Asturias. La tranquilidad del pueblo, su sobriedad y la calma de sus habitantes hacen que un paseo8 por sus calles se convierta en una aventura arquitectónica. Las fachadas9 de colores impresionan, pero aún impresiona más imaginar esa época en la que fueron construidas y el día a día de las familias que las habitaban. Desafortunadamente para los viajeros, la gran mayoría de los interiores de las casas de indianos fueron reformados en los años setenta. Algunas casas están muy deterioradas porque requieren demasiados cuidados y demasiado dinero para mantenerlas en pleno siglo xxi, otras han servido como escenarios de series de televisión y películas. La Casa Roja de Colombres es una de las más populares; y Villa Parres, la casa donde se rodó10 la película El orfanato, de Juan Antonio Bayona, está tan solo a 20 kilómetros de Colombres, en otro pueblo asturiano llamado Llanes. La Quinta Guadalupe, construida por Íñigo Noriega Laso en 1906 en honor a su esposa, es la más espectacular de todas ellas y se conserva casi intacta en la villa de Colombres. En realidad, es la única casa que está abierta al público. Durante la Guerra Civil española se transformó en un hospital y hoy es el Museo de la Emigración y la Sede del Archivo de Indianos. En su interior hay boletos11 de barco, documentos de identidad de los protagonistas de estos viajes de ida y vuelta12, rostros anónimos de una historia común, la de los asturianos y asturianas que un día decidieron marcharse a América con el fin de13 mejorar sus condiciones de vida. Pero como cuenta el profesor Llordén: “Muchos emigrantes que no consiguen fortuna (se) quedan y no regresan nunca. Otros, los que regresan sin fortuna, aquí en Asturias los llamaban ‘americanos del pote14’ porque no triunfaron, y ocultan su ida a América”.
* Moisés Llordén es profesor de la Universidad de Oviedo (España).