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Reflexiones sobre el español

BookExpo America (BEA) es la feria del libro más importante de Estados Unidos. Este año, el país invitado ha sido España, y por eso se celebraron encuentros literarios por toda la ciudad. Punto y Coma no podía faltar a la cita1 y estuvo en Nueva York con dos de los escritores españoles más prestigiosos2 de la actualidad. En este número te ofrecemos sus reflexiones sobre nuestra lengua, su presente y futuro en todo el mundo hispánico.

REFLEXIONES DE ANTONIO MUÑOZ MOLINA

“Para mí la principal experiencia de vivir y escribir aquí es la conciencia de la condición fronteriza3 de la lengua que hablo y en la que escribo, ¿no? Es decir, fronteriza con el inglés, y también fronteriza con todas las otras variantes del español. Eso me parece muy revelador4 viniendo de España. Y creo que es muy revelador no sólo para los españoles sino5 para los latinoamericanos, es decir, el único sitio en el que nos encontramos todos los que hablamos español, con nuestras tradiciones distintas, paradójicamente, es aquí. Porque cada uno en su país vive dentro de su propia tradición, y entonces viene aquí y se da cuenta6 de que habla un dialecto.

Las culturas en español son culturas bastante cerradas; es decir, no se trata de que haya una barrera7 entre España y América Latina, es que los países de América Latina también viven muy aislados entre sí8. ¿Qué se sabe en Colombia de lo que se escribe en Perú?, ¿o qué se sabe en Puerto Rico de lo que se escribe en Santo Domingo? Yo lo he experimentado9 en la universidad, encontrándome con estudiantes que son uno español, otro de Puerto Rico, otro de Santo Domingo, otro de Argentina, y todos hablamos, evidentemente10, la misma lengua pero la hablamos de maneras tan distintas, con tanta variedad y tanta riqueza que, yo creo, que eso es muy saludable11 para cada uno de nosotros. Para los españoles específicamente porque nos enseña algo que en España se tiende a12 olvidar: que no somos los dueños del idioma. Que cuando yo en España  digo “español” para referirme a nuestra lengua en vez de decir “castellano”, dice “hombre es que se dice castellano”. Perdona, la inmensa mayoría13 de los hablantes le llaman español porque el español es una lengua supranacional, es una lengua anacional14. Y eso, yo creo que estaría muy bien que se comprendiera en España porque muchas de las “guerrillas siniestras15” que hay dentro de España sobre las lenguas se resolverían. Es decir, el español no es la lengua de la Guardia Civil16 de los años cuarenta; el español es una lengua global. Y eso es una cosa que, para mí, ha sido muy fértil siempre desde que me he movido, como digo, en esta frontera, en este mundo fronterizo del español: del español con el inglés, y el español de España con las otras variantes del español, que evidentemente cada uno escribe en la suya, pero todos hacemos un esfuerzo por resaltar17 aquello que tenemos en común. Es decir, en España nos parecemos mucho y dedicamos esfuerzos enormes y cantidades de dinero ingentes18 a marcar diferencias entre nosotros. Entonces, cuando estamos aquí nos damos cuenta de que de manera instintiva resaltamos lo que tenemos en común todos los hablantes de la lengua”.

 

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REFLEXIONES DE EDUARDO MENDOZA

“Uno de los problemas que hay, según me dijo alguien, no es una idea mía, es que es muy difícil traducir libros españoles al inglés porque en el mundo de habla inglesa no hay una tradición tan amplia de traducción como hay en España. España ha sido un país muy servil19 de las traducciones, se ha alimentado de20 traducciones mientras que el mundo de habla inglesa tenía sus necesidades de mercado cubiertas con la producción propia y solamente tenía que traducir obras21 muy importantes de las cuales no podía prescindir22, pero, claro, así no se aprende a traducir.

Entonces, yo creo que se traduce con gran dificultad. Y además, los traductores ingleses tienen un problema adicional, que es que no saben qué hacer con el subjuntivo. Quizá habría que establecer23 una nueva censura, no ideológica sino gramatical: se prohíbe el uso del subjuntivo. Los franceses que son muy inteligentes ya no lo usan, ya nunca usan el subjuntivo, precisamente24 para ver si conquistan el mercado editorial. El problema es que se han quedado sin escritores, también.

Por una parte, cada vez hay más comunicación de todo tipo, más información y más contactos. Cuando yo empecé a escribir era muy raro que alguien hubiera ido a América Latina, salvo25 en forma de exilio, y viceversa. Una de las cosas buenas que han tenido nuestras culturas es que sucesivos gobiernos tiránicos26 han creado una corriente27 de España para América, y de América para España, y de México para Argentina, y de Argentina para Chile y de Chile… que nos ha mantenido en contacto. Hemos de agradecer a los sucesivos golpes militares28 que han unido a este idioma que de otra forma, quizá, se habría roto. Un idioma tan complejo, con unos verbos imposibles que nunca aprenden los extranjeros. Nunca aprenden los verbos irregulares, y “dí-ga-me-lo”, “pá-se-se-la”, y estas cosas. Nunca. Nunca lo aprenden a decir, y sin embargo, pues, países muy distintos y muy alejados entre sí han mantenido este idioma. Pero esto no nos da ninguna ventaja29 a la hora de conquistar mercados. Ninguna. Más bien todo lo contrario. Pero tampoco nos hemos de preocupar, yo creo, porque todas las literaturas tienen dos aspectos: el que mira hacia dentro y el que mira hacia afuera. Hay escritores que tienen un gran interés hacia dentro, para los propios habitantes del país donde escribe. Y otros que, en cambio30, tienen una gran proyección31 hacia fuera porque cuentan cosas que la gente de fuera quiere conocer sobre el país, que en cambio los paisanos32 ya conocen. Bueno, contra eso pues no se puede luchar. Por suerte33, la variedad es grande”.


 

* Texto publicado en el número 25 de la revista Punto y Coma       

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