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ECUADOR TIENE UNA DE LAS OFICINAS DE CORREOS MÁS ANTIGUAS DEL MUNDO

En la isla Floreana, en las Galápagos, se encuentra una de las más antiguas y más peculiares oficinas de correos del mundo. Sin ningún gasto y sin necesidad de sellos, las cartas llegan a su destino.

La isla Floreana fue un conocido sitio de refugio de piratas y balleneros1 desde que se descubrieron estas islas de Ecuador en 1535.

Durante el siglo XVII, los piratas se refugiaban allí y se abastecían2 de carne y agua. En lo más alto de la isla hay unas fuentes de agua potable3. Además, cazaban tortugas gigantes para comer su carne. De aquella época se conserva hoy una cueva, la llamada cueva del Pirata, que, según cuenta la leyenda, fue habitada por piratas. De hecho, al lado de la cueva hay una impresionante cabeza tallada4 en la roca.

Más tarde, en el siglo XVIII, llegaron los balleneros, y son ellos los que colocaron su particular oficina de correos en el norte de la isla, en una playa que justamente hoy se llama playa de Post Office o bahía del Correo. Los balleneros pasaban meses y años sin poder volver a casa y sin ver a sus familias. Entonces, alguno de ellos tuvo la idea de colocar en este punto tan visitado de la isla un barril en el que se colocaban las cartas que querían enviar. Los marineros que volvían a su hogar rebuscaban5 entre las cartas y se llevaban las que iban destinadas al lugar al que ellos se dirigían. Después, se encargaban de llevarlas a su destino.

El ballenero James Colnett, en 1793, elabora un mapa en el que ya coloca la Post Office Bay, y en 1813 el capitán David Porter nos habla de este peculiar buzón6 de correos en un relato en el que nos cuenta su viaje a las Galápagos.

Hoy en día son los turistas los que se encargan de mantener viva esta tradición, porque el buzón sigue allí. El lugar es solo accesible por mar o por un largo sendero que sale desde el centro de la isla y al que se accede por la única carretera que hay en Floreana. Pero algunos turistas se acercan allí, a pesar del elevado precio de la excursión, para admirar esta bonita playa, depositar su carta en el buzón y buscar alguna otra que puedan llevar a su destino.

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* Texto publicado en el número 80 de la revista Punto y Coma

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