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¿Comprar (por Amazon) o no comprar? Esa es la cuestión

Cada vez vivimos más deprisa. Nos faltan horas en el día para poder hacer todo lo que deseamos hacer. Tenemos tal cantidad de cosas apetecibles1 a nuestro alrededor que crea algo de frustración no llegar a todas. El trabajo y los estudios ocupan la mayor parte de nuestro día a día. En los momentos de ocio2 podemos ver a nuestros amigos, viajar, hincharnos3 a ver series y pelis, leer, comer algo medianamente4 elaborado, hacer deporte… Y todas estas actividades, excepto viajar, las podemos hacer sin salir de casa. Todo está a un clic: un clic y viene tu comida calentita en 30 minutos; un clic y te sientas a charlar con tus amigos con una cerveza en la mano; un clic y te quedas pegado a la pantalla viendo Halt and Catch Fire, Colapso, Succession, La casa de papel, Patria y las series que vendrán; o elegirás la película según tu estado de ánimo5 entre un catálogo infinito. Y eso del clic nos gusta porque es como fabricar minutos, horas, días… Ese movimiento del dedo índice nos regala tiempo. Ahorramos tiempo en ir a comprar libros, comida, ropa, electrodomésticos y todo tipo de artilugios6 que podamos necesitar. Además, como ahora somos plenamente conscientes de que el ser humano es multitarea7, podemos estar viendo una peli a la vez que nos comemos una pizza encargada por internet y compramos con nuestro teléfono móvil una crema 100 % ecológica traída desde otro continente que solo está disponible en Amazon.

Efectivamente, la ganancia de tiempo es considerable; eso nos ha restado algo de estrés. Es tan fácil comprar así que no te lo piensas dos veces. Y, total, si me equivoco de modelo, talla o no es igual que lo que he visto en la pantalla, lo devuelvo.

Pero ¿realmente pensamos en las consecuencias que tiene comprar a través de una empresa como Amazon, el gigante de la venta online?

Una escritora me comentó que, si quería regalar su libro a alguien, lo más barato era comprarlo por Amazon y no yendo a una librería. Curioso, ¿no?

Y esto es solo una parte. En el otro lado de la balanza están los pequeños comerciantes, personas con tiendas de barrio que no alcanzan el volumen suficiente para conseguir un mejor precio para el consumidor final. Y el ejemplo más desastroso son las librerías. Cada vez son menos y las que resisten suelen ser también lugares muy activos de encuentro cultural con presentaciones de libros, mesas redondas, charlas, conciertos…

En el transporte de la mercancía está el secreto del éxito de este gigante de las compras por internet y, más concretamente, en lo que llamamos “última milla”, la distancia entre el cliente y la tienda. En las grandes ciudades, esta distancia, que solía hacerse a pie, en transporte público o en vehículos pequeños, Amazon la recorre en camiones de reparto, aumentando el tráfico y la contaminación8.

En cuanto al trato9 hacia sus trabajadores, Amazon se caracteriza por ofrecer  puestos laborales precarios10 y sueldos bajos. Según datos del Gobierno de Estados Unidos, el sueldo de un trabajador de almacén11 de Amazon es un 10% inferior a la media de los trabajadores de la misma industria. Y esto es así en todos los países donde Amazon abre un centro logístico. Además, las consecuencias se extienden al resto de empresas del sector y a sus trabajadores: sus sueldos bajan o se estancan12.

Amazon comenzó vendiendo libros y hoy vende casi de todo, productos propios y de terceros, y su alcance13 va más allá de la venta online. Tiene una plataforma audiovisual que produce sus propias películas y series, ofrece servicios de almacenamiento de datos, web hosting, y ha creado un asistente virtual capaz de aprenderse tus gustos musicales, leerles un cuento a tus hijos y hasta ayudarte en la cocina y en la limpieza de tu hogar, si así lo deseas.

Es muy probable que en 2021 el 50 % de las compras online de Estados Unidos se haga por Amazon. Seguramente, tú compras o has comprado alguna vez en Amazon, todos lo hacemos. La próxima vez que lo hagas, ¿serás consciente de todo lo que tiene que pasar para que el paquete llegue a tu casa? ¿Qué harás para minimizar las consecuencias negativas de este proceso? ¿Estás dispuesto a sacrificar tu comodidad yendo a pie a la tienda más cercana para hacer tu compra?

* Texto publicado en el número 87 de la revista Punto y Coma       

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