Fernando de Bona era nuestro socio y el cofundador de esta publicación. Carmen Aguirre, la directora pedagógica, es la tercera fundadora y era también su mujer. Entre los tres creamos Punto y Coma en 2006. En 2015, a Fernando le diagnosticaron un cáncer que no mostró su peor cara hasta enero de 2018. Al principio, todo parecía controlado y su manera de afrontarlo nos hizo creer a todos lo imposible, incluso después de escuchar de los médicos la palabra “metástasis”. Hemos pasado 12 años trabajando junto a él y, a pesar de que bajó su ritmo de trabajo desde que comenzó la quimioterapia, nunca se desvinculó de esta publicación.

Nos sentimos afortunadas de haberle acompañado hasta el final durante el largo proceso. Nos alegramos de haber vivido la gran aventura de nuestra vida profesional junto a él, que fue crear el proyecto Punto y Coma, que fue creciendo y se convirtió en la editorial Habla con Eñe; y me alegro de que, por fin, este proyecto haya tomado el rumbo tecnológico por el que él siempre peleó. Gracias a su trabajo creamos nuestro propio método de enseñanza de español [hablametodo.com] y la web de recursos [hablacultura.com]. Gracias a él, habéis escuchado todas esas voces de España y de Hispanoamérica en el CD de audio durante 72 números. Fernando era 24 años mayor que yo y, quizás, mi alter ego en esta revista, en la que todo se publica por consenso. Me alegro de cada discusión, reconciliación, de cada sonrisa, de cada vez que me decía orgulloso “muy bien, socia”. Me alegro de haber formado parte de un trío asambleario en el que las alianzas de dos contra uno iban cambiando de una manera natural y equilibrada.

El día 16 de mayo de 2018, nuestro socio se apagó sin queja y con el único deseo de querer descansar más profundamente. Me despedí dándole las gracias por su calma, porque yo soy “la prisas”, como él me llamaba. Me despedí orgullosa de haber compartido 12 años de mi vida trabajando a su lado. Sin duda, es el primer amigo al que digo adiós.

Fernando, inevitablemente, pensaré en ti cada vez que entre en el estudio de grabación, cada día de locuciones, cada vez que vayamos a publicar algún texto político o alguna fotografía polémica. Echaré de menos tus réplicas y tus elogios. Nos dejas, pero yo me quedo con pequeñas expresiones tuyas como “esto es de cajón de madera de pino”. Me quedo con tu gusto por el trabajo bien hecho, con tu sonrisa abriéndome la puerta y con tu figura, de espaldas, sentado en tu lugar de trabajo. Me quedo con tu voz cantando a capella alguna de Los Beatles. Me quedo con tus ganas de ayudar, siempre dispuesto, siempre para los demás. Me quedo con la palabra que mejor te define: generosidad.

Fernando de Bona también era la primera persona que leía los editoriales y este es el primero que no leerá. ¡Ahí te va, socio! En este texto no aceptaré ninguna corrección tuya. Este es para ti. Te vamos a echar mucho de menos.