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EL FINAL DEL CAMINO DE DELIBES

Miguel Delibes murió en Valladolid en marzo de 2010. Silencioso, retirado de la literatura y del mundo de las letras, dedicó sus últimos años a pasear por los caminos de su tierra, a poner nombre a cada pájaro y a dejarse rodear por su familia.

Con miedo a que la cabeza no respondiera ya a las exigencias1 de la pluma2, con su última novela, El hereje (1998), cerró la bibliografía de un maestro de la novela y puso punto final a3 una de las páginas más sublimes de la historia de la literatura contemporánea española.

Con un texto descarnado4 y sincero, él mismo dejó escrito su epitafio5 literario al concluir su última página: “Aunque viví hasta el 2000, el escritor Miguel Delibes murió en Madrid el 21 de mayo de 1998, en la mesa de operaciones de la clínica La Luz. Esto es, los últimos años literariamente no le sirvieron de nada”.

Los personajes de sus novelas, iconos ya del siglo XX, lloraron su muerte, vivos para siempre en la memoria de sus lectores. Azarías siguió persiguiendo a la “milana bonita”, Daniel, el Mochuelo, encontrando su “camino” y Menchu descubriendo ante Mario “las horas” de toda su vida. “Los protagonistas de mis relatos6 son invariablemente perdedores, aplastados7 por la sociedad, la ignorancia, la política, la organización o el dinero; es decir, aquellos recursos de que se vale el dictador para imponer8 su dominio”.

De las bocas desdentadas9 de los viejos de Castilla, como él dijo en sus últimas palabras en público, aprendió Miguel Delibes a escribir del pueblo rural, tomando el aliento10 necesario para denunciar el profundo surco11 de la desigualdad12 entre el campo y la ciudad.

Después de ganar el Premio Nadal en 1948 con La sombra del ciprés es alargada, Delibes alcanzó su voz austera en El camino (1950), escrita en apenas13 tres semanas, sentando las claves de su universo, se despojó de14 lo recargado15 y le dio voz a los más débiles: los niños, los viejos, los desvalidos16, y aliñó17 sus páginas con un pesimismo que gravitaría18 ya siempre sobre la condición humana.

Nacido en Valladolid en 1920, Delibes recibió las distinciones más importantes para un escritor hispano. En 1973 ingresó en la Real Academia Española, en 1982 ganó el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, en 1993, el Premio Cervantes, y fue en varias ocasiones candidato al Premio Nobel.

Han pasado 30 años desde que trazó19 aquel retrato20 psicológico familiar de Los santos inocentes. Tres décadas desde aquellas páginas brutales, que más tarde Mario Camus llevó al cine también de forma magistral21, y muchos se preguntan qué perdurará22 de todo aquello tras la muerte de su autor.

Ahora que Castilla ya no es tan vieja ni vive la opresión del franquismo, que la literatura española superó la apolillada23 realidad de la posguerra24 y el conservadurismo recio25 de la provincia no merece denuncia, leer a Delibes es hurgar26 con placer y de una mano maestra en la memoria reciente de este país, en la realidad herida27 de una España lejana, pero que no ha terminado aún de extinguirse.

Descargar este texto en PDF y mp3 acompañado del relato El sol, con audio y actividades.

*Texto publicado en el número 24 de la revista de ELE Punto y Coma

Punto y Coma 24