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Las cañas ganan las elecciones de Madrid

No es un secreto que los sondeos1 electorales previos a las elecciones de la Comunidad de Madrid, que tuvieron lugar el 4 de mayo de 2021, daban la victoria a la candidata conservadora del Partido Popular (PP) Isabel Díaz Ayuso. Sin embargo, las encuestas2 no le garantizaban un gobierno en solitario, un deseo que Ayuso ya había manifestado en varias ocasiones. Desde el comienzo de la campaña, todos los madrileños y en cierta medida3 también el PP daban por hecho4 que para gobernar, la líder de los populares en Madrid debía pactar5 con otra fuerza política. Por eso, parecía claro que no duraría en buscar como aliado al partido de extrema derecha Vox, con quien el PP comparte una parte de sus ideas, ya que estaba claro que Ayuso no contaba con el respaldo6 de la izquierda. Sus diferencias ideológicas y la manera de gestionar7 la pandemia impedían cualquier acercamiento8 posible con el bloque progresista.

La izquierda, dividida en tres partidos (Más Madrid, Unidas Podemos y PSOE), tenía pocas posibilidades de ganar. Durante la campaña, las tres fuerzas políticas se han mantenido unidas pero no ha sido suficiente para poner fin a más de dos décadas de gobierno conservador. El desacuerdo entre ellos, el desgaste9 político de la coalición de gobierno PSOE-Unidas Podemos tras más de un año de gestión de la pandemia y, además, sus propias tensiones internas, conocidas por la ciudadanía, tampoco han contribuido a sumar votos. A esto, hay que añadir que ninguno de los partidos ha sabido comunicar bien sus mensajes a los votantes aunque en sus programas políticos había propuestas interesantes. Muchos medios de comunicación comentan que el fallo de la izquierda ha sido desconocer o no saber identificar las necesidades de los madrileños.

Por el contrario, pese a que la nueva presidenta partía como favorita, su programa político no era demasiado ambicioso. Básicamente, continuar con las mismas políticas que le han funcionado al partido siempre: bajar los impuestos10 a las grandes empresas favoreciendo con ello el “dumping fiscal” o favorecer la privatización del sector público (en especial, la sanidad y la educación). Asimismo, se ha posicionado en defensa de los valores más tradicionalistas de la cultura española con alusiones a las corridas de toros y apelaciones11 a un nacionalismo madrileño que jamás ha existido en la región. Quizás este detalle sea una de las cosas más novedosas12 en su forma de hacer política. De momento, no se sabe si este sentimiento de orgullo madrileño o nacionalismo madrileño ha llegado para quedarse, pero desde luego le ha funcionado muy bien en su estrategia política y ha sido muy comentado en todos los medios de comunicación del país.

UNA CAMPAÑA AGRESIVA
Ha sido una campaña dura y muy difícil de olvidar. La agresividad verbal de las candidatas de la derecha y la ultraderecha atacando, ridiculizando y descalificando a sus adversarios llama la atención. Las mismas candidatas han minimizado las amenazas de muerte recibidas por Pablo Iglesias, el candidato de Unidas Podemos (hoy fuera de la política), y otros miembros del Gobierno.

La propia Ayuso ha llamado “mantenidos y subvencionados13” a quienes van a recoger alimentos14 a  organizaciones caritativas15 y asociaciones vecinales16 porque no tienen otros recursos económicos para alimentar a sus familias. Con esto quería decir que para mucha gente es más fácil pedir comida que buscar trabajo o trabajar. Jugar a la provocación, al descrédito, buscar el enfrentamiento17 constante contra el Gobierno nacional (PSOE-Unidas Podemos) por su actuación durante la pandemia han sido su consigna18. También ha evitado hablar de su gestión de la pandemia del coronavirus para no tener que dar explicaciones sobre las decisiones tomadas por su equipo de gobierno como por ejemplo la aprobación de un protocolo de actuación en las residencias de mayores para decidir qué ancianos enfermos de covid eran ingresados o no en los hospitales en función de su esperanza de vida. Además, ha priorizado la economía frente a la salud, manteniendo abierta la hostelería, la restauración, las zonas de ocio y la cultura…

Hasta hace dos años, Ayuso era un personaje desconocido para la mayoría de los ciudadanos madrileños. En las elecciones a esta comunidad autónoma celebradas el 4 de mayo se ha quedado a cuatro escaños19 de la mayoría absoluta y su victoria es incuestionable. Ya nadie pone en duda su capacidad de liderazgo. Ayuso ha hecho historia en la política madrileña y ha puesto en alerta al resto de comunidades en las que gobierna la izquierda. Ha mantenido al electorado de derechas, pero también ha movilizado al voto progresista en municipios tradicionalmente de izquierdas. Bajo el lema20 libertad, una palabra que en España siempre se ha asociado a las ideologías de izquierda, la presidenta ha conseguido 65 diputados21 (35 más que en las anteriores elecciones de 2019). Ahora bien, esa libertad para sus votantes puede que solo signifique disfrutar de los bares y restaurantes o poder mantener abiertos sus negocios durante esta época de pandemia. Lo cierto es que, aunque irse de cañas22 es una costumbre muy madrileña que todos los ciudadanos echan de menos23 en estos tiempos de pandemia, ha sorprendido a muchos votantes que Isabel Díaz Ayuso haya ganado estas elecciones con un discurso tan simple y poco solidario.

Por otro lado, sus buenos resultados electorales y esta nueva manera de hacer política parecida a la que llevó Donald Trump, es decir, buscar la crispación24 constantemente, pueden deslegitimar al líder de su propio partido (PP) a nivel nacional, Pablo Casado. De hecho, tras su aplastante25 victoria, muchos analistas políticos han empezado a ver a Isabel Díaz Ayuso como una firme candidata a liderar el PP en un futuro no muy lejano.

Explicar estos resultados electorales no es fácil, pero el factor económico y la incertidumbre26 por el futuro parecen ser determinantes. España no ha superado todavía la crisis económica de 2008, y ahora la pandemia ha aumentado el miedo de la clase trabajadora y de la clase media a perder su trabajo, empeorar sus condiciones de vida, etc. Esto produce un efecto de contracción en estas clases que reaccionan de manera conservadora, es decir, arriesgar lo menos posible, aunque eso signifique prescindir27 de la verdadera esencia de la libertad.

 


 

FIN DEL ESTADO DE ALARMA EN ESPAÑA

Por Clara de la Flor

La noche del 9 de mayo, al finalizar el estado de alarma28 por la pandemia, miles de jóvenes salieron a la calle de las principales ciudades españolas para celebrar no sabemos qué. Imágenes de Madrid, Barcelona y Sevilla recorrieron los telediarios de medio mundo. En Madrid, pudimos ver a algunos de ellos gritando la palabra «libertad».

En Madrid, muy cerca de una de estas concentraciones29 improvisadas, donde los jóvenes no guardaban la distancia de seguridad y se quitaban la mascarilla, a pesar de ser obligatoria, se encontraba el Hospital Clínico. Desde una de sus ventanas, el joven enfermero Daniel Saouini grabó las imágenes en vídeo. Estaba indignado y dolido.

Somos muchos los que en España cumplimos30 las medidas sanitarias31 impuestas y comprendemos que en esta difícil situación hace falta la solidaridad y la colaboración de toda la sociedad. Existe muchísima gente que ha decidido autoconfinarse y no acudir al interior de bares y restaurantes, a pesar de que la ley en Madrid lo permita después del duro confinamiento de 2020 (8 semanas sin salir de casa y 4 meses con toda la hostelería32 cerrada).

En la editorial Habla con Eñe trabajamos para profundizar en el conocimiento de las sociedades de los países hispanohablantes. Solo así es posible huir de los tópicos33. En Madrid las cañas son una costumbre muy arraigada34 que fascina a los extranjeros. Las imágenes del 9 de mayo, que han dado la vuelta al mundo, han puesto en evidencia35 a toda una sociedad. Por favor, no condenemos a un país entero por la irresponsabilidad de unos pocos.

 


 

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