desde nivel C / política y sociedad / reportaje / Alicia López
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Las iniciativas en favor de la recuperación de los restos mortales de las víctimas de la Guerra Civil española y el franquismo tomaron un fuerte impulso1 a finales de 2008 cuando el juez Baltasar Garzón pidió a las Asociaciones por la Recuperación de la Memoria Histórica que den datos sobre muertos y desaparecidos2 durante esos años, en la mayor investigación sobre este asunto hecha nunca en España.
“Aquí no vamos a abrir ninguna herida”, dice Rafaela Córdoba. Su padre fue fusilado3 contra la tapia4 del cementerio de Málaga a comienzos de la Guerra Civil. Ahora, un equipo de arqueólogos exhuma5 cuidadosamente los más de 6000 restos mortales de víctimas que allí yacen6. Rafaela nos habla de la enorme explanada7 bajo la que se encuentra la fosa común8 y recuerda conmovida9: “Mi madre se ponía a limpiar como si fuera un nicho10, y a mí, con cinco años, y a mi hermana, con nueve, nos mandaba tirarle a mi padre las flores a esa tumba11 que era muy grande. Aquello era un montón12 de tierra”.
Rafaela se sentía afortunada por poder, con 81 años, dar digna sepultura13 a los restos de su padre. Más de 2300 cuerpos fueron recuperados por un equipo arqueológico que trabajó únicamente en el cementerio de Málaga entre 2006 y 2009, cuando un juez autorizó la exhumación de varias fosas comunes que se encuentran dentro de ese recinto14. Pero no todos los familiares de las víctimas de la Guerra Civil tienen la misma suerte. A finales de septiembre de 2008, representantes de las Asociaciones para la Recuperación de la Memoria Histórica de varias ciudades españolas junto con familiares de las víctimas fueron recibidos por el juez Baltasar Garzón para entregar las listas que contienen miles de nombres de víctimas de la guerra junto con todos los datos reunidos sobre las circunstancias de sus muertes, última vez que fueron vistos, prisiones en las que habían sido encerrados15 o cualquier dato que pueda ayudar a identificar el paradero16 de sus restos mortales. El objetivo de la reunión era que el juez diera finalmente luz verde17 para exhumar las fosas comunes que están repartidas18 por toda España. Muchos, incluso, desconocen su existencia y para otros son lugares de oración19, pedazos de tierra bajo los que descansan sus seres queridos.
A pesar de20 que la petición de dar digna sepultura a las víctimas es para muchos legítima21, ha supuesto un largo proceso que ha terminado enfrentando a las asociaciones, familiares, escritores e historiadores de diversas opiniones, pues hay quien afirma que las heridas del pasado no deben abrirse.
La polémica se ha centrado muchas veces en torno a22 la familia del poeta Federico García Lorca, principales opositores a la exhumación de la fosa de Alfacar, en Granada, donde supuestamente se encuentran los restos del dramaturgo23 junto con los del maestro24 de escuela Dióscoro Galindo y los banderilleros25 Francisco Galadí y Joaquín Arcollas. A pesar de la posteriores excavaciones (2014-2015) y del cambio de opinión de la familia del poeta que finalmente consintió abrir la fosa común, los restos del poeta no han sido encontrados.
En 2008, cuando comenzaron las excavaciones para recuperar a familiares víctimas de la Guerra Civil, el equipo arqueológico del cementerio de Málaga bajo el mando de37 su codirector Andrés Fernández, un apasionado de su trabajo que explicaba que no podría ejercer ninguna actividad más gratificante38 que ésta: “El día a día te va dando sorpresas y no te terminas de acostumbrar, ¿no?, y la visita de los mismos familiares, cuando escuchas los testimonios… Y después de tantos años de represión y de haber sido un tema tabú pues te conmueve, ¿no? Y el agradecimiento de los mismos familiares es lo que te reconforta39, ¿no? Es una manera de seguir, seguir trabajando y hacerlo lo mejor posible”.
Las familias que luchan por recuperar los restos de sus seres queridos celebraron el cese de la oposición de la familia García Lorca aunque, en cierto modo40, fue una polémica que ayudó a que sus reivindicaciones41 llegaran a oídos de todos. Francisco González explica que: “cuando hay una asociación que persigue un objetivo noble, como es éste, la sociedad a su vez hace una especie de coro de apoyo42 y los medios de comunicación le dan un eco que tiene una trascendencia muy grande. Si además, en medio de todo ese asunto hay un personaje tan eximio43 de nuestras letras, de nuestro teatro, pues no cabe duda44 que se concitan45 muchos apoyos que se han de interpretar como una fuerza social en favor de la justicia y en favor de la razón”.
Los españoles fusilados durante la Guerra Civil y el franquismo fueron muchos, y de entre todos ellos, la exhumación de Lorca tuvo un significado especial. Muchos de sus cadáveres siguen enterrados46 y sin identificar en fosas, en cementerios o en simples cunetas47. Mientras Rafaela esperaba la exhumación de los restos de su padre, se emocionaba y agradecía así el trabajo al equipo del cementerio de Málaga: “Nunca me pensaba que yo iba a ver los huesos de mi padre y los huesos de todos en esa cajita, con ese esmero49 que lo están sacando. Y lo que queremos es que les den una sepultura digna. Estamos muy agradecidos de ello y de todas las personas que nos están ayudando. Y a todos esos les doy yo las gracias: la hija de un fusilado”.