NARCOCORRIDOS

Por delante, armas, tequila, bellas mujeres, montañas de dinero y kilos y kilos de droga. Por detrás, la compleja estructura del crimen organizado: matanzas¹ indiscriminadas, cuerpos que desaparecen, secuestros², extorsiones, corrupción política y policial. Los corridos mexicanos recogen la historia no oficial del narcotráfico en México desde finales del siglo XIX hasta nuestros días. Estas composiciones centradas en el tráfico de estupefacientes³ son fotografías, con más o menos carga de ficción, que hoy reciben el nombre de narcocorridos.

Armas hacia el sur y drogas hacia el norte. El contrabando⁴ forma parte de la vida en la frontera entre México y Estados Unidos. Los corridos mexicanos son canciones populares que hablan de la realidad social y que recogen lo que hay en el entorno. A pesar de que en los años treinta ya encontramos corridos que hablan del contrabando en la frontera, es durante la década de los setenta y ochenta cuando se popularizan los llamados narcocorridos gracias a las composiciones de Los Tigres del Norte, el carismático grupo que puso en la órbita mundial este nuevo subgénero musical. Hoy los narcocorridos han tomado una forma tan siniestra⁵ como las complejas redes del crimen organizado. Originalmente se cantaba al capo⁶, al héroe, al humilde que se rebelaba contra el poder y triunfaba en la vida. Hoy cantan a la muerte. En cualquier caso⁷, estas canciones se perciben como una forma de contracultura y, a través de sus letras, podríamos dibujar la forma del narcotráfico en México desde los años treinta hasta la actualidad⁸.

Desde 2006, la llamada guerra contra el narcotráfico en México se ha cobrado⁹ más de 100 000 muertes. La escalada¹⁰ de violencia en el país desde que comenzó dicha guerra se ha convertido en algo incontrolable. Una de las muchas medidas del Gobierno fue prohibir los narcocorridos, así que no se pueden escuchar estas canciones en los medios de comunicación tradicionales. Parece que esta medida solo ha servido para avivar¹¹ el fuego en un país cuyos ciudadanos necesitan por derecho¹² tener acceso a una versión no oficial de su día a día.

María Luisa de la Garza lleva más de veinte años estudiando la música popular de su país, México, y se ha especializado en los corridos.

¿Podríamos decir que los narcocorridos son como un canto o una apología¹³, no de la violencia, sino del contrapoder?
Los corridos, en general, plantean¹⁴ historias que se contraponen¹⁵ a versiones oficiales, sean en relación con el narcotráfico, sean en la relación con la migración, en relación con historias de periodistas perseguidos; en fin¹⁶, en ese sentido los corridos pueden considerarse contradiscursos¹⁷. Por eso también gustan, porque es como tener una ventana a versiones de hechos no autorizadas. La censura¹⁸ existe, ha existido tradicionalmente en México, entonces siempre hay sospecha¹⁹ de si se nos cuenta o no la verdad. Y el corrido se escucha con atención, aunque tenga mucha ficción, se escucha como si dijera una verdad distinta que hay que conocer.

El Gobierno mexicano llegó a prohibir la difusión de estos corridos en los medios tradicionales de comunicación: en la radio, en la televisión, en la prensa…
Sí, porque, como le cantan a personajes que cuestionan la autoridad, cuestionan el orden social, la legitimidad²⁰ de los gobernantes y, además, aparecen como vencedores²¹, tienen una capacidad de compra y unos ingresos²² mensuales muy por encima de todos los demás ciudadanos mexicanos, pues es la evidencia de que algo no funciona.

 

* Texto publicado en el número 60 de la revista Punto y Coma» 

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