desde nivel B2 / política y sociedad / reportaje /  Alicia López 

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La precariedad laboral5 es una de las características del mercado de trabajo español que lo diferencia negativamente de la mayoría de los países europeos. Según un informe del Observatorio Europeo de Relaciones Laborales, los contratos temporales son parte intrínseca6 del empleo, sin importar la actividad que se ejerza7, y el porcentaje de gente con contrato temporal no deja de crecer de año en año. Tanto es así que actualmente, en España, un tercio8 de los contratos laborales que existen son temporales.

Los jóvenes españoles se enfrentan9 a un 30% de desempleo y, con suerte, a sueldos ‘mileuristas10’, incluso para los graduados universitarios11. A esta situación hay que añadir el elevado precio de la vivienda12, que hace que la emancipación se convierta en un lejano13 sueño sólo alcanzable para unos pocos. Y todo esto era antes de que se desplomara14 el mercado inmobiliario15 y del desalentador16 panorama creado por la crisis económica que hace incluso más difícil encontrar un trabajo dignamente17 pagado.

La resignación es evidente en el caso de Adriana Aguado, de 28 años, que se licenció18 hace cinco años en Ciencias Veterinarias y lleva desde entonces trabajando en un laboratorio como investigadora de apoyo19. Trabaja una media20 de diez horas diarias de lunes a viernes, más muchos sábados y domingos en los que debe vigilar21 la evolución de sus experimentos. Gana 1000 euros mensuales y define su situación de la siguiente manera: “Si quisiera vivir sola… no puedo, porque los alquileres22 son muy caros y, eso, junto con23 los gastos24 de la casa y otros gastos fijos, pues no podría llegar a fin de mes. Y ahora pues vivo al día y no me permite prácticamente25 ahorrar26”. Aún así27, se considera afortunada si compara su situación con la de la mayoría de los españoles de su generación: “No tengo posibilidad de comprarme un piso y, por tanto, no tengo hipoteca28. Entonces, pues, afortunada, pero entre comillas29”.

Existen en España muchos jóvenes licenciados que, como Adriana, después de trabajar durante cinco años o más, tienen sueldos30 que no les permiten ahorrar o salir de vacaciones fuera de España, y siguen agradeciendo, quizás a “San Precario”, el poder contar con un dinero al final de cada mes.

Pero no es solo en España donde un contrato indefinido31 va camino de transformarse en pieza de museo32. En Grecia, las protestas por la muerte de Alexandros Grigoropoulos, un estudiante de 16 años que murió a causa de los disparos33 de la policía en una manifestación34, llevaron a los jóvenes a quejarse35 públicamente durante semanas, ampliando36 sus denuncias37 a la grave situación social que vive Grecia y a las nefastas38 condiciones laborales de la juventud (en este país los sueldos de los jóvenes rondan los 700 euros). Algunas manifestaciones acabaron violentamente y pusieron en entredicho39 la gestión40 del Gobierno de Costas Karamanlis (expresidente griego).

Otro caso que ilustra perfectamente el problema de la precariedad laboral juvenil es Italia, donde abundan los jóvenes con trabajos temporales, sin derechos y con sueldos que, como en España y Grecia, pocas veces superan los mil euros. El caso italiano es el de la pescadilla que se muerde la cola44. El “estado de bienestar45” que se creó hace años con jubilaciones46 a los 57 años y pensiones de hasta el 65% del sueldo, creó una deuda pública47 en Italia que en 2009 superó los 1.500.000 millones de euros.

Para hacer frente48 a esto, los salarios italianos más bajos sufren unas retenciones mínimas del 23% (en España estamos en el 15%), un hecho que deja en cifras ridículas los sueldos de algunos jóvenes. Así se explica que un alto porcentaje de la economía italiana sea sumergida49, sueldos en negro50 que burlan51 esta alta deducción.

La “Europa del bienestar” vive con oleadas52 masivas de despidos53 y la imposibilidad de conseguir empleos estables bien remunerados. Cada vez más, los gobiernos se escudan54 en la crisis para justificar una situación cuyas causas vienen de años atrás: el incremento55 de las jornadas laborales, la contratación56 de trabajadores inmigrantes sin papeles57 y la disminución58 de los salarios.

Iñaki Iriondo es vicedecano59 de la Facultad de Económicas y Empresariales de la Universidad Complutense de Madrid y en estos momentos dirige un estudio de integración laboral para jóvenes licenciados. Afirma que la situación actual es muy positiva en España si observamos la evolución en los últimos 15 años. Aún así, la actual crisis económica deja un panorama desalentador: “Lo que se prevé es que, como el empleo en términos netos60 no crece, a quienes va a afectar en mayor medida va a ser a los más jóvenes, a los “entrantes”, tanto jóvenes como mujeres. Entonces las perspectivas a corto plazo61, en principio62, no son positivas, porque la actividad económica se está estancada63 y la situación no es nada favorable”.

Una de las “entrantes” a las que se refiere Iñaki podría ser Patricia García, de 20 años. Es extremeña64 y  compagina65 sus estudios con un trabajo para pagarse un piso en Madrid, donde estudia Educación Social en la universidad. “Necesitaba el dinero también porque, claro, mis padres el año pasado me daban dinero para la universidad. Vivía con mis tíos y me daban dinero para la universidad. Este año decidí venirme a un piso a vivir y, claro, ya el presupuesto66 se sube demasiado y dije, bueno pues yo trabajo, ayudo en lo que pueda”. Afirma que no puede quejarse porque el hecho de pagar un piso de estudiantes es una decisión voluntaria, pero la cosa cambia cuando habla de su futuro: “Buff, lo veo un poco oscuro, la verdad. Sí, lo veo difícil porque está la cosa muy mal para encontrar trabajo. Yo, que estudio Educación Social, de voluntario en cualquier sitio; pero, claro, no se puede estar toda la vida trabajando de voluntario. No se cobra67”.

Los estudiantes tienen miedo porque ven a las generaciones anteriores resignadas a una vida que no quieren para ellos. La calidad de los empleos se deteriora68 de forma imparable69 y la situación parece estar empeorando por momentos. Los “afortunados” mileuristas se agarran70 a sus empleos con uñas y dientes71 y la movilidad laboral deja de existir. La situación es crítica y es que, ya se sabe, con esta crisis…, ¿dónde vamos a parar? Mire usted…

Reportaje publicado en la revista Punto y Coma