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ENTREVISTA A JUAN MAYORGA

«El teatro no sucede en escena, sino en la imaginación del espectador»

Estamos ante Juan Mayorga, el autor teatral español más activo y de mayor reconocimiento y proyección internacional. Ha sido traducido a más de 30 idiomas y sus obras se representan con asiduidad1 en los principales teatros del mundo. Incluso una de ellas fue adaptada con éxito al cine. Pero su aspiración es totalizadora: ha dirigido dos de sus últimas obras, ostenta2 una cátedra universitaria de artes escénicas y está, según confiesa, en permanente estado de insatisfacción, lo que le lleva a revisar lo ya hecho y a experimentar con nuevas formas de creación. Esta frenética actividad que despliega3 consigue dejar hueco para la vida familiar y para acudir a donde se le solicita.

Con casos como el suyo, a los demás no nos queda más remedio4 que preguntarnos qué hacemos con nuestro tiempo y, de paso, preguntarle a usted, ¿cómo logra aprovechar tan bien el suyo?
No estoy yo tan seguro de que aproveche muy bien mi tiempo, al contrario, siento que me disperso mucho y que no siempre lo utilizo bien. Lo que sí es verdad es que soy una persona trabajadora, que he estado rodeado de gente trabajadora desde pequeñito, que me ha mostrado la importancia de serlo, y me ha mostrado que se lo pasa uno mejor cuando trabaja mucho. Que, precisamente luego, cuando uno tiene ocio,
5 lo disfruta más si ha trabajado mucho. Y luego, por otro lado, dado que mi oficio finalmente ha sido este de construir ficciones, construir personajes… De algún modo, uno está trabajando permanentemente y, al mismo tiempo, está disfrutando permanentemente con ese trabajar. Quiero decir que la próxima historia puede estar a la vuelta de la esquina;6 la frase que vas a llevar al texto puedes encontrarla hoy en el metro; la imagen que te perturba7 o el personaje que te genera un sueño o una pesadilla puede estar en la calle ahora mismo, esperándome… De forma que tengo la suerte de que mi vida y mi trabajo, pues, están permanentemente atravesados.8

Su itinerario hasta llegar a convertirse en autor teatral no es muy común. Se formó como matemático y se doctoró en Filosofía. ¿Cómo ha influido esto en su teatro?
En lo que se refiere a la filosofía, creo, estoy convencido de que todos estamos llamados a ser filósofos. Todos estamos llamados a hacernos una vez más las preguntas eternas; no conformarnos9 con las respuestas recibidas. Todos estamos llamados a interrogarnos sobre nosotros mismos, sobre nuestra relación con los demás.

Creo que el mejor teatro, el teatro que yo amo, es acción, es emoción, es poesía, pero también es pensamiento. Esas cuatro fuerzas contienen el gran teatro de los griegos, o el gran teatro de Shakespeare o el gran teatro de Calderón, ¿no?, o el teatro de Pirandello. Y siento que el teatro es un lugar para pensar, y para dar a pensar; pero, finalmente, el pensamiento que importa en teatro no es el del autor, sino el del espectador.10 Es decir, lo decisivo es que uno sea capaz de suspender11 al espectador ante buenas preguntas, y sea él, finalmente, capaz de hacer suyas esas interrogaciones. Y creo que el teatro, en ocasiones, es capaz de descubrir preguntas para las que el filósofo todavía no tiene palabra.

En lo que a la matemática se refiere, yo siento que mi trabajo como matemático me ha ayudado como dramaturgo,12 me ha formado como dramaturgo. El matemático es capaz de expresar con un teorema muy sencillo realidades muy complejas. El matemático busca encontrar la forma común a realidades aparentemente muy disímiles.13 De algún modo, creo que el hombre de teatro trabaja también en esa búsqueda de síntesis.

Usted practica un teatro que se enfrenta a los conflictos sociales de nuestro tiempo, que plantea las contradicciones y las mentiras en las que vivimos, como individuos y como sociedades. Para ello se sirve de fórmulas teatrales imaginativas, pero no siempre fáciles; bien porque están abiertas a una pluralidad de sentidos, bien porque contienen una reflexión sobre el propio hecho teatral. ¿Qué tipo de espectador requiere su teatro? O dicho de otro modo, ¿en qué público piensa cuando escribe?
Bueno, mi utopía, que de algún modo es una utopía que he recibido de los grandes creadores españoles, de Lope (Lope de Vega), Calderón, de Lorca, de Valle (Valle Inclán)…, es un teatro que sea al mismo tiempo culto y popular. Un teatro que tenga una capacidad de comunicación, pero al mismo tiempo sea complejo. Es decir, no se trata de satisfacer las querencias14 del espectador. No se trata de darle lo que busca. Yo siento un enorme respeto hacia el espectador, y, por eso, siento que debo esperar mucho de él. De algún modo, si simplemente nos relacionamos con el espectador ofreciéndole lo que el espectador busca, satisfaciendo muchas veces sus apetencias15 de sentimentalismo, de lugares comunes,16 pues, realmente, le estamos faltando el respeto. Por el contrario, si, de algún modo, le desafiamos,17 si lo dividimos, creo que estamos haciendo algo, incluso, moral y políticamente útil. En este sentido, yo quiero que el espectador goce,18 pero, de algún modo, también quiero que trabaje. Yo siempre digo que el teatro no sucede en escena, sino que sucede en la imaginación del espectador. Y ese es el espectador que yo quiero.

La educación es también uno de sus temas predilectos.19 ¿Cómo puede educarse la sensibilidad y la imaginación por encima de rígidos y superficiales planes educativos?
Yo siempre tengo en la cabeza aquella imagen que propone el filósofo Walter Benjamin, en cuya obra me eduqué. Viene a decir, en cierto momento, que la escuela no debería ser el lugar de dominio de una generación sobre otra, sino el lugar de encuentro de dos generaciones.


*Este es un extracto de la entrevista publicada en la revista de ELE Punto y Coma. El texto completo en PDF con actividades está disponible en Habla con Eñe.

* Encontrarás la entrevista completa en el número 57 de la revista Punto y Coma