desde nivel B1 / literatura / entrevista / Por Carmen Aguirre
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ENTREVISTA A ANDRÉS NEUMÁN (ESCRITOR)

Neuman (Buenos Aires, 1977) se cuestiona en esta entrevista el papel tradicional del hombre en la sociedad y en la pareja, y defiende la necesidad de abandonar los “clichés masculinos” y construir un ser humano sin etiquetas.

Parece que tienes un especial gusto por lo breve. ¿Por qué?

Porque confío más en que las grandes casas se construyen1 con ladrillos2 pequeños. Me interesa, digamos, el microscopio, el tema de las moléculas, de los átomos; es decir, me gusta que los libros tengan una estructura interior de piezas pequeñas, de detalles, de personajes3 que asoman4 y se van.

En tu libro Alumbramiento (Páginas de Espuma) dedicas5 la última parte a reflexionar sobre el cuento, y en la primera de las máximas6 del “decálogo del cuentista” dices que contar un cuento es saber guardar un secreto7. ¿No hace el cuentista un poco lo contrario, no se entera el lector de algún secreto cuando lee un cuento?

Claro, aparentemente, puede parecer que un cuento revela un secreto8, cuenta algo que no se sabía, pero la tradición del género del cuento es muy particular al respecto9, porque la mayoría de cuentos cuentan sin contar, dicen sin decir. Entonces, de algún modo, el cuento nunca termina de revelar su misterio, y muchas veces el lector lo ha de adivinar10 o lo ha de suponer, a pesar de que el relato11 se ha callado parte de ese secreto. Digamos que es un género muy silencioso. La novela tiende a decirlo todo y el cuento tiende a callarse bastante.

O sea, que hay muchos secretos en el cuento.

Hay muchos secretos en el cuento; y, en ese sentido, el lector de cuentos, pues, se parece a un detective de silencios.

En Alumbramiento te cuestionas12 el papel13 del hombre en la sociedad. ¿En qué está cambiando el rol masculino en la actualidad?

Si valores14 tradicional o esencialmente femeninos se cuestionan, desaparecen o se invierten15; tarde o temprano, eso termina cuestionando también la validez de los supuestos16 principios17 de la masculinidad; es decir, que no se entiende una cosa sin la otra. Entonces me parece que la masculinidad está en un momento, en un proceso de hacer con su identidad de género lo que el feminismo lleva haciendo con la identidad femenina desde los años sesenta, por decir algo, ¿no? Es decir, pues, sospechando18 de su educación, cuestionándose sus valores aprendidos. Está en ese momento, llamémoslo, no sé, de transición o de cambio.

O sea, que lo de buscar la identidad masculina es algo mucho más complejo de lo que aparentemente parece.

Es complejo y sobre todo individual; es decir, yo no creo mucho, como te digo, en los roles masculinos y femeninos, yo creo que hay ciertos roles que no son ni masculinos ni femeninos, que toda persona puede desempeñar19 en un momento de su vida. Quiero decir…,  un hombre puede proteger o ser protegido. Un hombre puede desempeñar un papel de fortaleza20 o de debilidad21. Un hombre puede depender o hacer que dependan, igual que una mujer. Mi idea es un poco, bueno, la esencia del hombre no existe y la de la mujer tampoco, lo que existen son actitudes, posturas22, principios que se pueden sostener23 más allá de que seas un hombre o una mujer.

¿En qué medida es importante que cambien las relaciones de pareja en nuestra sociedad?

Yo creo que es fundamental. Antes hablábamos de ladrillos pequeños y de las pequeñas piezas que montan una gran historia. Bueno, pues, si la sociedad es un gran relato, el primer ladrillo se dice que es la familia, pero la familia empieza con una pareja, de la manera que sea, casi todas las familias se construyen en torno a algún tipo24 de pareja. Entonces, los valores que funcionen dentro de esa pareja serán valores que luego se amplifiquen a los hijos, etc. A todo el núcleo familiar. Por tanto, me parece que, claro, que no es lo mismo una familia donde el hombre trabaje y la mujer friegue25, una familia donde el hombre sea independiente y la mujer no, o una familia donde alguien tenga, pues, el terror o la autoridad y otra persona tenga el miedo.

En el cuento «Las cartas de los tristes» (Alumbramiento), la falta de comunicación está presente en toda la historia. ¿Crees que los problemas de aislamiento26 en la pareja son inevitables o tienen alguna solución?

Yo tengo una idea sobre los medios de comunicación, y es que están permanentemente transmitiendo27 un mensaje que puede estar vacío28. Entonces, del mismo modo, nuestra sociedad, a veces, construye el espejismo29 de que estamos muy comunicados porque tenemos aparatos para transmitirnos mensajes, pero si esos mensajes siguen siendo los mismos o si esos mensajes esconden mentiras o si esos mensajes están manipulados, lo que estaremos haciendo es pasarnos una pelota que está podrida30 ¿no? Y bueno, y lo que le pasa a esta pareja, entonces, irónicamente, es que sólo se escribe cartas. Son como dos niños, así, que de tan posmodernos, no quieren escribirse e-mails. Solo se escriben, pues, cartas a mano porque son artistas plásticos31, etc. Y en ese intento de volver a los orígenes de la comunicación más auténtica, manuscrita, etc., pues fracasan32 también porque como no tienen o no quieren o no pueden decirse la verdad, no van a poder comunicarse, tengan e-mail o no, regresen a los antiguos33 rituales o adquieran los nuevos, ¿no? Están condenados34 a incomunicarse, claro.


 

* Texto publicado en el número 8 de la revista Punto y Coma       

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