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INTRUSOS EN EL MEDITERRÁNEO

¿QUIÉN ES EL ALGA ASESINA?

Cada año millones de turistas visitan España. Muchos acuden1 a las costas bañadas por el mar Mediterráneo para practicar el turismo de sol y playa. La gran mayoría son ajenos al2 biocrimen cometido en el Mare Nostrum por dos especies de algas, conocidas como “algas asesinas”.

En toda historia de detectives que se precie3 podemos encontrarnos con los siguientes elementos: el escenario4, la víctima, el asesino, el cómplice5 y el desenlace6. En esta historia, el escenario se sitúa en las costas del mar Mediterráneo; la víctima, las praderas7 de Posidonia oceanica; las criminales, dos especies de algas: la Caulerpa racemosa y la Caulerpa taxifolia, más conocidas como “las algas asesinas”. El cómplice, como en la mayoría de estos crímenes, es el ser humano. Y el desenlace…, por desgracia, aún no se conoce.

La Posidonia oceanica es una planta autóctona8 del Mediterráneo y, por lo tanto, una planta adaptada a vivir sumergida9 en el medio marino. Al igual que sus parientes10 de tierra firme, puede formar praderas que sirven de refugio11 a numerosas especies de peces e invertebrados. Además, forma una barrera12 natural que protege las playas de la erosión provocada por el oleaje13. Principalmente, por estas dos características, el ecosistema que forma la Posidonia oceanica se encuentra protegido por la Directiva Hábitat de la Unión Europea.

INVASIÓN POR ACCIDENTE

Las dos especies de Caulerpa de las que hablamos aquí se consideran en el Mediterráneo como exóticas e invasoras. Su distribución natural se restringe14 principalmente al cinturón15 tropical, incluso en puntos tan alejados del Mediterráneo como Australia. Una buena muestra de su carácter invasor es su capacidad de colonizar rápidamente un nuevo ambiente y desplazar16 a las comunidades de especies autóctonas.

El crimen comenzó en el pasado siglo xx cuando se detectaron las primeras manchas17 de estas algas en el Mediterráneo. La nueva especie había destruido, casi de manera irreversible, el hábitat constituido por las praderas de Posidonia y los organismos asociados a ella, entre los que se encuentran los conocidos caballitos de mar18, o el mayor animal con concha del Mediterráneo, la nacra (Pinna nobilis).

De la Caulerpa taxifolia conocemos incluso cómo empezó su invasión, ya que en 1984 fue accidentalmente liberada19 del Museo Oceanográfico de Mónaco, pasando de 1 m2 a casi 131 km2 de superficie ocupada en el año 2000. Aparte de20 su capacidad para proliferar21 naturalmente en este nuevo medio, el hombre también ha ayudado a hacer crecer a esta alga invasora. El traslado del agua de lastre22 de los grandes buques, el ancla23 e incluso el material de buceo24 de las embarcaciones de recreo han ayudado mucho a transportar el alga a distintas localizaciones.

En España, estas dos Caulerpas forman parte del actual Borrador del Real Decreto del Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, mediante el cual25 se regulará la gestión26, control y posible erradicación de dichas especies, así como la sensibilización27 e información al público sobre la problemática de las especies exóticas invasoras.

Para controlar el crecimiento del alga asesina, se ha probado la utilización de babosas28 marinas comedoras de Caulerpa. Pero, aunque esta puede ser una posible solución natural, hay que ser cautos29 con este tipo de técnicas porque podría crearse una reacción en cadena30, donde el agente controlador puede convertirse en dañino31. Un caso pasado en el que el remedio32 fue peor que el problema original es el de la Gambusia, un pez originalmente americano que fue introducido hace casi un siglo en numerosos ríos y lagos europeos para erradicar las plagas de mosquito. El resultado fue el desplazamiento o desaparición de numerosas especies de peces y anfibios locales.

Si bien no todas las especies exóticas llegan a ser invasoras, el caso de las Caulerpas en el Mediterráneo es un claro ejemplo de cómo el hombre puede alterar los ecosistemas, aunque sea de manera accidental.

 

Texto publicado en el número 38 de la revista Punto y Coma 

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