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En el Romancero Gitano, Lorca pretende convertir en mito la misma sensibilidad gitanoandaluza que vemos en el cante y logra la máxima poetización del universo gitano.
Los gitanos que nos presenta Lorca en su Romancero son personas dignas “que nunca han robado nada y que no se visten de harapos1”. Son, en palabras del propio Lorca, “la cosa más pura y más auténtica de Andalucía”.
Hemos escogido tres poesías: Romance de la luna, luna, Prendimiento2 de Antoñito el Camborio y Muerte de Antoñito el Camborio. La pena y el sentimiento trágico de la vida están recorriendo3 los versos de estos tres poemas.
El mito de la luna como “bailarina mortal” da comienzo al libro con el Romance de la luna, luna. La luna, como símbolo de la muerte, está presente en toda la obra de Lorca. Es el elemento más habitual de la poesía y el teatro lorquiano, y el más importante de su mundo mítico, aunque no es totalmente original del poeta, ya que es una reminiscencia4 de las religiones precristianas.
La luna se presenta atractiva, seductora y engañosamente inocente (“lúbrica5 y pura”, vestida de “nardos6”), pero al mismo tiempo amenazante: sus senos son “de duro estaño7”. Esta bailarina mortal irrumpe8 en el mundo de los gitanos, ese mundo de la fragua9, el yunque10 y los metales que acompañan a la dureza de sus vidas. La luna se agitana con su baile y seduce al niño que queda extasiado11 mirándola y encuentra su muerte en esta seducción. Los gitanos llegan tarde y su llanto refleja la desesperación y la pena.
En Antoñito el Camborio vemos el prototipo del gitano andaluz. En el romance Prendimiento de Antoñito el Camborio aparece lleno de belleza (“empavonados bucles12”), misterio (“moreno de verde luna”) y gallardía13 (“garboso14”).
Se mueve libre y feliz en su universo poético cuando la guardia civil irrumpe en él y le despoja de su libertad y su dignidad. Una voz que sale de la estirpe de su linaje15 critica con fuerza esa resignación sin lucha: los gitanos de verdad no se dejan humillar.
La naturaleza aparece también agitanada en este poema: la tarde se va dando una “torera” (pase de toreo).
En Muerte de Antoñito el Camborionos presenta un gitano que lucha en un enfrentamiento desigual. La rencilla16 entre familias gitanas, con el telón de fondo17 de la envidia traen la muerte a Antoñito. El gitano pide en vano18 ayuda a su creador “¡Ay, Federico García!”.
La naturaleza aparece también agitanada y torera, como en los poemas anteriores: “las estrellas clavan rejones19” y “los erales20 sueñan verónicas” (pase de toreo).