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Luis García Berlanga: el esperpento1 en imágenes
A lo largo de su trayectoria2 cinematográfica, Luis García Berlanga (Valencia, 1921) ha realizado nada menos que3 20 películas. La segunda de ellas, Bienvenido Mr. Marshall (1953), sacaba a la luz4 las inquietudes5 sociales y humanas del joven cineasta6. En ella bucea7 en los valores y costumbres de la España rural de la época franquista e ironiza8 con el desarrollo9 que traería al país el dinero americano, que no terminaba de llegar, y que, finalmente, llegó a Europa, pero pasó de largo10 por España. La vida social española transcurre11 en sus películas en forma de drama con tintes12 de humor. Berlanga encontraba la paradoja13, fabricaba las metáforas, las aderezaba14 con humor y estrenaba15 la película como si de una comedia se tratara. Esa técnica narrativa le permitió burlar16 la censura17 y colocar títulos de otra manera imposibles en la cartelera18.
Su mordacidad19 y capacidad crítica, su mirada de lobo disfrazado20 de cordero, vuelve a salir a la luz cuando en 1957 graba Los jueves, milagro, una crítica al fanatismo religioso del país. La película cuenta la historia de un pueblo que inventa un milagro similar a los de Lourdes o Fátima para promocionar su balneario21. Disfrazan a un pobre hombre de “aparecido22” y lo colocan en el túnel de la vía del tren todos los jueves, como si de una sesión de cine se tratara.
El desarrollismo, que no terminaba de llegar en Bienvenido Mr. Marshall, ha hecho ya acto de presencia23 en la España del 61. Es el momento de criticar valores y costumbres burguesas24. Berlanga se embarca25 en la aventura de Plácido, cuyo punto de partida26 es una campaña27 de Navidad: “Siente un pobre en su mesa”. Plácido fue nominada al Oscar como Mejor Película Extranjera en 1962. Es una dura crítica a una sociedad aburguesada28 y necesitada de acciones que limpien sus conciencias.
Un año más tarde, en 1963, se rueda29 El Verdugo30, la historia de un enterrador31 que se ve en la obligación de heredar32 el trabajo de su suegro33, verdugo, para conseguir un piso de protección oficial34. Sin embargo, el joven no quiere hacerlo, odia el oficio35 y aspira a encontrar un trabajo “más moderno”. Sarcástica, irónica, triste y divertida al mismo tiempo, El Verdugo deja ver una luz al final del túnel del franquismo. Esa luz llegaría en La escopeta36 nacional, que marca el inicio de la Transición37 y abre la puerta a la Democracia, de manera magistral38.
En la La escopeta nacional, los últimos pilares del régimen franquista se desmoronan39 durante una cacería40. Tecnócratas, constructores, industriales y hasta cineastas ocupan los nuevos estamentos sociales41. La incertidumbre42 planea sobre todo aquello que suena a rancio43: la nobleza, la Iglesia…
Tiene que llegar 1985 para que Berlanga aborde44 el trabajo que cierra el círculo, La vaquilla, una historia de guerra y de risa, un esperpento en toda regla, otro drama cómico. La vaquilla, vista en retrospectiva, narra el suceso que desencadena45 todo el cine de Berlanga. Es la guerra la que generó las situaciones que dieron vida a sus argumentos46. Tras esta película, llegan las que transcurren en la Democracia, Moros y cristianos o Todos a la cárcel: corrupción, pelotazos47, oportunismos. Igual que en las anteriores, todo es real y muy social. Berlanga es España o, por lo menos48, la representación ácida de los últimos acontecimientos49 de nuestra historia.
**En 2021, la RAE (Real Academia Española), incorporó el término «berlanguiano» a su diccionario de la lengua española. Según la RAE, «berlanguiano» es un adjetivo que quiere decir «que tiene rasgos característicos de la obra de Luis García Berlanga».
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* Texto publicado en el número 16 de la revista de ELE Punto y Coma