desde nivel B2 / cine / Por Rueda Duque
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EL FABULOSO DESTINO DE PENÉLOPE CRUZ
(En 1992) Bigas Luna le daba a Penélope Cruz su primer protagonista en el cine. La película era Jamón, jamón, thriller erótico con el sello personal de un director con debilidad por lo sórdido, lo obsceno y lo previsible. Sin embargo, el alto contenido sexual de la trama33 y la presencia de tres jovencísimos talentos en los personajes protagonistas (Javier Bardem, Jordi Mollá y la propia Penélope) fueron reclamo suficiente para disimular34 los defectos de la cinta y convertirla en un éxito de taquilla35. La crítica, en horas bajas36, alabó37 el atrevimiento38 y el descaro39 de un film decididamente mediocre.
En manos de Bigas, Penélope sufrió su primera experiencia traumática en el cine. Durante el rodaje, las escenas de cama resultaron especialmente violentas; tanto, que tardó cinco años en volver a aceptar un guión40 con desnudos. En ese tiempo dejó escapar papeles en cintas41 tan interesantes como Tierra, de Julio Medem, o Días contados, de Imanol Uribe. Sorpresa, Penélope volvería a colaborar años después con Bigas Luna en Volaverunt (1999) y de nuevo accedería a aparecer desnuda en pantalla42. Se había establecido entre ambos una conexión extraordinaria que se prolongaría indefinidamente por encima de traumas y conflictos. No se olvidó de él mientras repartía agradecimientos desde el escenario43 del Kodak Theatre de Los Ángeles (2009).
Con Fernando Trueba las cosas fueron diferentes. Es un hombre agradable44, sencillo e inteligente, y desde el principio supo tratarla con ternura45. Su primer proyecto en común, Belle Époque, les deparó46 el premio a la Mejor Película de Habla no Inglesa en los Oscar de 1993 y el primer contacto de Penélope con una alfombra roja que la vería desfilar muchas veces más. Deslumbrado47 por el encanto y la naturalidad de la actriz, el director le pidió a Rafael Azcona una historia con protagonista femenina que sacase partido48 a su carisma. Esa historia se convirtió en La niña de tus ojos, y su personaje, Macarena Granada, le trajo el Goya a la mejor actriz protagonista en 1998.
El look racial y deliberadamente ibérico que Penélope luce49 en el film, abrió los ojos de una industria norteamericana que, a finales de los noventa, buscaba desesperadamente una estrella capaz de encandilar50 a la emergente comunidad latina, como ya lo habían hecho su amiga Salma Hayek y Jennifer López. Hollywood sucumbía al efecto Penélope Cruz.
CON PE DE PEDRO
Ella sabía que antes de cruzar el charco51 convenía ajustar cuentas52 con un viejo fantasma de la adolescencia. Admite que su fascinación por el cine nació viendo a Victoria Abril en Átame, de Pedro Almodóvar. Sus padres habían instalado un vídeo Beta en el salón de casa, y, junto a sus hermanos, se dedicó a aprovechar el videoclub del barrio devorando53 decenas de películas. Memorizaba los diálogos, los gestos y las maneras dramáticas de las estrellas. Descubrió así a Meryl Streep, actriz a la que después estudiaría hasta la extenuación54. Pero, sobre todo, cultivó55 una admiración fanática por el director manchego56. Mientras ensayaba57 en su habitación, Penélope lanzó un desafío58 contra el espejo: “Algún día actuaré para Pedro”. El destino se ocupó del resto.
El mismo año en el que despegaba59 a nivel internacional con Abre los ojos de Amenábar (1997), Penélope Cruz recibió la llamada que cambió las cosas para siempre. Almodóvar estaba preparando el rodaje de Carne trémula y había pensado en ella para un papel secundario60. En el plató61 le esperaba un viejo conocido, Javier Bardem. De nuevo sus vidas se cruzaban. Empezaron juntos, y ahora el azar volvía a ponerles a prueba62 con el director más exigente63 del cine español. Los dos salieron bien parados64, sobre todo Penélope, que estableció en aquellos días un vínculo65 con Almodóvar que se iría fortaleciendo66 en las sucesivas películas que harían juntos.
Si su adolescencia pertenece a Bigas Luna, y a Trueba los primeros años de su juventud, la madurez de Penélope Cruz es para Pedro Almodóvar, el director manchego. En Todo sobre mi madre (1999) ejerció67 de talismán, llevándose de nuevo a casa el Oscar a la mejor película extranjera. Otra vez ese oportunismo sospechoso. En Hable con ella, Almodóvar no pudo contar con68 Penélope por problemas de agenda, pero el desencuentro69 se arregló con el ya legendario berreo70: “¡Pedroooooo…!”, que anunciaba el Oscar al mejor guión para su amigo. Ella presentaba el premio en compañía de un apuesto71 malagueño72 que, cosas de la providencia, se había consagrado73 años antes con una cinta fetiche para la actriz y el director. No era otro que Antonio Banderas, el protagonista de Átame.
AND THE WINNER IS…
La noche previa al anuncio de su primera nominación al Oscar por Volver (2006), Penélope casi se viene abajo74. En un ataque de humildad o de superstición, decidió que no se despertaría de madrugada para conocer las candidaturas a mejor actriz protagonista. Seguiría durmiendo plácidamente75 en su cama de Madrid. “Total, si no me van a nominar” le comentaba a su padre. La encargada de hacer el anuncio desde Los Ángeles, su inseparable Salma Hayek, llamó a Penélope enseguida76. Si ella tenía que madrugar para la sesión de maquillaje77 y vestuario78, Penélope no iba a ser menos. Al final, la española sucumbió a las amenazas79 cariñosas de su amiga. Unas horas más tarde, Salma daba a conocer la primera candidatura al Oscar para una actriz española. En la categoría masculina solo había un precedente: Javier Bardem, nominado un par de años antes por Before the night falls. De nuevo, Bardem en su camino y, como él, se quedó sin premio a la primera.
Tuvo que llegar Woody Allen con una de sus películas más ligeras y olvidables para aprovechar80 la química de ambas estrellas y, de paso81, explicarles a los miembros de la Academia que, en efecto, Penélope es tan buena, divertida y seductora como parece. Gracias a Vicky Cristina…, (como no recibimos patrocinio municipal, dejamos el contenido de los puntos suspensivos a la elección del lector), Penélope Cruz recibió, por fin, la ansiada82 estatuilla83 dorada. Y hubiera sido la primera en traer un Oscar a España por una interpretación, si el propio Javier Bardem no le hubiese birlado84 el mérito un año antes con No country for old men. Como en esta gala cambiaron el protocolo habitual, en el que el actor premiado en la última edición entrega el Oscar a la actriz ganadora, no se produjo el esperado encuentro sobre las tablas85 del teatro Kodak. Esperado y jugoso86, porque ellos dos “están liados87”, o eso dicen o mienten paparazzi y porteras88.
Después de unos años de sacrificio y elecciones claramente comerciales en Estados Unidos (réplicas89 románticas a Matt Damon, Tom Cruise o Nicolas Cage) y más arriesgadas en Europa (Elegy de Isabel Coixet o su fabulosa interpretación en la italiana Non ti muovere), Penélope Cruz se encuentra justo donde soñaba. A golpe de92 casualidades imposibles, reencuentros arbitrarios y conexiones mágicas, la chica de Alcobendas escribe a diario páginas nuevas del libro de las ilusiones**. Y yo me pongo de su lado; dicen que la suerte es contagiosa.
**En 2021 Penélope Cruz estrenó Madres paralelas, de Pedro Almodóvar, y consiguió la Copa Volpi a la mejor actriz por esta película en el Festival Internacional de Cine de Venecia.
* Este es un extracto del texto publicado en el nº 18 de la revista Punto y Coma